Un
día firmaré mi despedida.
Supongo que será con la grandeza
de aquellos que han vivido en la certeza
de haberlo dado todo en esta vida.
No creo que sea mucha mi condena.
Iré a parar un tiempo al Purgatorio,
con cielo raso gris, y un escritorio
tapado de planillas y de penas.
Me voy a portar bien (como en la Tierra),
me van a vender caro un par de alas,
no pienso disparar ninguna bala,
no voy a declarar ninguna guerra.
Me van a presionar porque te nombre,
con cero resultado positivo,
les voy a argumentar que es ofensivo
llamar a lo divino por su nombre.
Voy a negar tres veces que te quise.
Un gallo cantará. Nadie va a oír.
Jamás voy a explicarles ni decir
que no me arrepentí de lo que hice.
No voy a confesar que te he besado
más veces que la Eva de la historia
mordió, bajo el manzano de la gloria,
la boca de su Adán, ya desterrado.
No van a designarme un abogado,
temiendo que el jurado se conmueva
si intuye que este amor que me subleva,
declara mi inocencia en ese estrado.
En fin, me van a dar un pasaporte
al Cielo en menos plazo que el pactado,
y van a perdonarme los pecados
si pago en efectivo los aportes
y cedo los derechos de mi parte,
por haber gozado el fuero de adorarte.
Supongo que será con la grandeza
de aquellos que han vivido en la certeza
de haberlo dado todo en esta vida.
No creo que sea mucha mi condena.
Iré a parar un tiempo al Purgatorio,
con cielo raso gris, y un escritorio
tapado de planillas y de penas.
Me voy a portar bien (como en la Tierra),
me van a vender caro un par de alas,
no pienso disparar ninguna bala,
no voy a declarar ninguna guerra.
Me van a presionar porque te nombre,
con cero resultado positivo,
les voy a argumentar que es ofensivo
llamar a lo divino por su nombre.
Voy a negar tres veces que te quise.
Un gallo cantará. Nadie va a oír.
Jamás voy a explicarles ni decir
que no me arrepentí de lo que hice.
No voy a confesar que te he besado
más veces que la Eva de la historia
mordió, bajo el manzano de la gloria,
la boca de su Adán, ya desterrado.
No van a designarme un abogado,
temiendo que el jurado se conmueva
si intuye que este amor que me subleva,
declara mi inocencia en ese estrado.
En fin, me van a dar un pasaporte
al Cielo en menos plazo que el pactado,
y van a perdonarme los pecados
si pago en efectivo los aportes
y cedo los derechos de mi parte,
por haber gozado el fuero de adorarte.