I
Si el transcurrir impiadoso
del Tiempo me prescribiera
que todo este Amor que siento
en desamor se convierta,
si la risa muta en llanto,
si la dicha torna en pena
o se declara infecunda
mi porción de tierra buena.
Si se volviera un diamante
mi corazón, que aún te espera.
Si se blindara de acero
mi piel, que hoy está sedienta
Si un día niega tus besos
mi boca, que aún sigue hambrienta,
porque el mendrugo de pan
se le negó con firmeza.
.
II
Si la Moira, sin piedad,
transformara en mar de arena
Si el transcurrir impiadoso
del Tiempo me prescribiera
que todo este Amor que siento
en desamor se convierta,
si la risa muta en llanto,
si la dicha torna en pena
o se declara infecunda
mi porción de tierra buena.
Si se volviera un diamante
mi corazón, que aún te espera.
Si se blindara de acero
mi piel, que hoy está sedienta
Si un día niega tus besos
mi boca, que aún sigue hambrienta,
porque el mendrugo de pan
se le negó con firmeza.
.
II
Si la Moira, sin piedad,
transformara en mar de arena
la sal tibia de las olas
que rozan entrambas piernas.
.
Si se engendrara un puñal
de una caricia. Si viejas
fueran las palmas que hoy buscan
tu mano (y no la encuentran).
Si el profano devenir
del Tiempo, sin más, quisiera
que un vuelo infinito y franco
limite a fugaz estrella.
Si un pájaro que fue herido
con salvas de nubes negras
regenerara en serpientes
mal nacidas y rastreras.
III
Si este raudal de Tequieros
se transformara sin vueltas
en el eco desolado
que sucede a las tormentas.
Si esta voz que cuenta sílabas
codificara sus letras.
Si el silencio le ganara
a los versos la contienda.
Si el Ejército del Odio
mi espíritu poseyera
o el fantasma del Olvido
con sus alas polvorientas,
con su risa desdentada,
con su guitarra sin cuerdas,
con sus sábanas glaciales
y su olor a flores muertas
.
.
.
(porque el Azar lo decida
o porque el Destino quiera)
infectara cada pétalo
de margaritas deshechas.
que rozan entrambas piernas.
.
Si se engendrara un puñal
de una caricia. Si viejas
fueran las palmas que hoy buscan
tu mano (y no la encuentran).
Si el profano devenir
del Tiempo, sin más, quisiera
que un vuelo infinito y franco
limite a fugaz estrella.
Si un pájaro que fue herido
con salvas de nubes negras
regenerara en serpientes
mal nacidas y rastreras.
III
Si este raudal de Tequieros
se transformara sin vueltas
en el eco desolado
que sucede a las tormentas.
Si esta voz que cuenta sílabas
codificara sus letras.
Si el silencio le ganara
a los versos la contienda.
Si el Ejército del Odio
mi espíritu poseyera
o el fantasma del Olvido
con sus alas polvorientas,
con su risa desdentada,
con su guitarra sin cuerdas,
con sus sábanas glaciales
y su olor a flores muertas
.
.
.
(porque el Azar lo decida
o porque el Destino quiera)
infectara cada pétalo
de margaritas deshechas.
IV
Si alejarte de Su Orilla,
si ya no abrevar en Ella,
si olvidarte de Su Nombre,
no desearas, no pudieras.
Si para siempre quedaras
encadenado a Su Puerta,
a su cama, a sus brazos,
a sus ojos, a sus piernas.
si ya no abrevar en Ella,
si olvidarte de Su Nombre,
no desearas, no pudieras.
Si para siempre quedaras
encadenado a Su Puerta,
a su cama, a sus brazos,
a sus ojos, a sus piernas.
Si el viento se encaprichara,
al golpear sobre las piedras,
en destrozar mi esperanza
con el rigor de una flecha.
al golpear sobre las piedras,
en destrozar mi esperanza
con el rigor de una flecha.
Si todo lo enumerado
esta tarde sucediera…
aún quedaría esta página
envejecida y desierta
como testigo indudable,
como arquetípica prueba
de que hubo un Amor capaz
de eternizar un poema.
VI
Que nos sirva como amparo
contra el mármol y las fechas,
los epitafios errados,
los prejuicios, las sentencias,
y que el dios que nos separa
(de la envidia se retuerza)
cada vez que, sin
querer,
s-e t-r-o-p-i-e-c-e
c-o-n m-i-s l-e-t-r-a-s.
¡ s-e t-r-o-p-i-e-c-e
c-o-n m-i-s l-e-t-r-a-s !