I
Hay vestigios de mi
padre en los cristales,
que repiten mis humanas imprudencias,
y el fatídico pecado de inocencia
de querer edificar sobre los males.
que repiten mis humanas imprudencias,
y el fatídico pecado de inocencia
de querer edificar sobre los males.
Suelo verlo cara a
cara en el espejo,
desangrando en mi sayal de juez y parte,
y entendiendo que fue necio de mi parte
tardar tanto en descubrirme en su reflejo.
desangrando en mi sayal de juez y parte,
y entendiendo que fue necio de mi parte
tardar tanto en descubrirme en su reflejo.
Un legado y una sola
sangre ardiendo
con su cero negativo. — ¿ Y en mis piernas ?
La irrupción de una imparable lava interna,
cada vena, cada poro recorriendo.
con su cero negativo. — ¿ Y en mis piernas ?
La irrupción de una imparable lava interna,
cada vena, cada poro recorriendo.
La sonrisa dibujada,
la moneda
de ambas caras. Ese miedo por la muerte
de funestas singladuras, y la suerte
de intentar sobrevivir con lo que queda.
de ambas caras. Ese miedo por la muerte
de funestas singladuras, y la suerte
de intentar sobrevivir con lo que queda.
II
En el rostro de los
muertos suele hallarse
el sentido misterioso de vivir
(y quizás) las coordenadas a seguir
para andar entre la bruma y no extraviarse.
el sentido misterioso de vivir
(y quizás) las coordenadas a seguir
para andar entre la bruma y no extraviarse.
— ¿ Qué es la vida ?
— Una instrucción a fuego lerdo,
un extraño aprendizaje, un viaje corto,
una inválida esperanza y un exhorto
a valuar en oro puro los recuerdos.
Una rosa desgajada, tuya y mía,
y un disparo a quemarropa de Poesía.
A q u e m a r r o p a
un extraño aprendizaje, un viaje corto,
una inválida esperanza y un exhorto
a valuar en oro puro los recuerdos.
Una rosa desgajada, tuya y mía,
y un disparo a quemarropa de Poesía.
A q u e m a r r o p a