UN DESPERTAR

Cuántas veces me advertiste
que, por razones fundadas, 
no pelearías por mí
ni con hechos, ni con balas, 

ni extendiendo hasta mi talle
la calidez de tus palmas, 
ni gritando en el silencio
mi nombre, para que vaya

a sembrar en tu vereda 
margaritas deshojadas
o a dibujar corazones
en los muros de tu casa.

Cuántas líneas te he leído
diciendo muy a las claras
que no moverías piezas, 
jamás, para que te amaran, 

que simplemente esperás: 
del sol el rayo que aclara, 
de la lluvia el agua fresca
y de la vida: manzanas. 
 

Y que el amor es apenas
el eco de una guitarra
y un verso en el gran poema
de esta existencia tan llana; 

o con suerte, un espejismo
en un desierto que abrasa
para sacarte la sed
cuando te queman las sábanas. 

Y yo, que no te creía
de aquello, media palabra, 
me he convencido por fin
de que mentías en nada. 

Qué lástima amor…qué lástima. 

Yo hubiera dado la luz
cenital de mis mañanas
por que me hubieras mentido
aquellas noches lejanas. 

Por que me hubieras buscado
sabiendo bien dónde estaba, 
para encontrarme enseguida
cuando apenas lo desearas.

P e r o - n o . Las cosas suelen
no ser como las diagraman
las letras en nuestros sueños.
Despertemos, que ya aclara…

Qué lástima, amor,
qué lástima…

Pensar que
y o h u b i e r a d a d o ...