— Se da por terminado el día de furia.
Se ruega poner llave a los puñales.
Se invita a no decir frases mortales.
Se exhorta a la abstención de las injurias.
Mejor callar que confesar Tequieros
(la noche multiplica los talones
de Aquiles y desgarra corazones).
Se suele pagar caro ser sinceros.
Es hora del silencio inmensurable
metiéndose en la sangre, como cura
efímera del odio y la locura.
Es tiempo de frenar lo irrefrenable.
Se otorga en esta instancia el saludable
derecho de las lágrimas sin otro
testigo que el espejo de nosotros.
El alma en carne viva. Vulnerables.
— ¿ Y luego de abrevar en el sosiego… ?
— Que el sol muestre la línea y que abra fuego.
Q U E A B R A F U E G O