PASE LIBRE

En algunas de mis múltiples ficciones
bien podría asegurar que yo te quise. 
Y aunque dije mucho más de lo que hice, 
fueron claras como el agua mis mociones.

Y si bien vos intuías mis proclamas, 
argumentos de dudosa realidad, 
no hay manera de negar que fue verdad
que clavé varias banderas en tu cama*.

Me dedico a la mentira de los versos
no penada por la Santa Inquisición, 
pero vos pudiste ver mi corazón
incendiarse por tu amor en ese esfuerzo.

Y entre el humo de tus Peros y los Nombres
de Fantasmas que traías a almorzar, 
yo no tuve más opción que confesar
que, a pesar de coexistir con tantos hombres, 

fuiste vos el elegido en el Parnaso.
¡ Los poetas no sorteamos a las musas…! 
Aparecen, y aunque pongan mil excusas, 
no hay manera de evitar el barquinazo. 

Por lo tanto, ante el hecho consumado, 
me disculpo formalmente y por escrito, 
y ante el medio más fehaciente te habilito 
y te doy el pase libre hacia otro lado.

Sin más nada que tratar, por esta vía
te agradezco lo aportado a mi Poesía.

* (HABERES, AGUINALDO Y VACACIONES:
PAGADOS EN ESPECIE).