Yo te pido
perdón por la palabra
que no supe callar, por el disparo
sin medir la consecuencia. Sale caro
apostar a formular abracadabras
que no supe callar, por el disparo
sin medir la consecuencia. Sale caro
apostar a formular abracadabras
en la Tierra del Después. Los puentes rotos.
Los discursos agotados. La Esperanza
levantando la bandera del ¨Noalcanza¨
y sonriéndome en el sepia de las fotos.
El silencio como un grave colofón
recorriendo los pasillos y los bancos,
comprendiendo que el puñal dará en el blanco
si le apunta con la mente al corazón.
Yo no
abjuro de la cárcel de este fuego
que nació
sin el derecho a ser un grito
pero late disparando
al infinito
su energía
y su esplendor sin dar sosiego.
No te
olvides, alma mía, sangre en llamas,
pavoneo de
arco iris, singladura
extrema de
lujurias y venturas,
que al
margen de estatutos y proclamas…
los
vuelos más hermosos se han gestado
con las manos y los pies encadenados.