Las rubias de mentira se diezmaron
tejiendo con los hilos del Olvido
la trama de un Pasado ya perdido,
que muy pocos lectores registraron.
Que ni siquiera al patio de la Musa
los ecos sin sentido le llegaron;
por sordos o por huecos, se callaron,
muriendo sin poner mínima excusa.
¿ Y aquellos que leyeron ? - Se aburrieron.
¿ Y tantos que se fueron ? - Se salvaron.
¿ Y los que no entendieron...? - Se quedaron
al margen de los versos que no vieron.
Fue así, que tantas rubias con tintura,
jugando a malabares entre rimas,
cayeron sin la red de sus tarimas,
mostrando sin embozo la locura.
Por suerte, alguna vez se enamoraron,
pudieron – sin querer – tocar el Cielo;
la anécdota les sirve de consuelo,
altísimo fue el precio que pagaron.
En fin, que el dios del Tiempo y de la Pira
no queme en el perfil de su ala rota
las naves de la gris poesía ignota
que alguna vez las rubias de mentira
firmaron sobre el agua del pecado,
arena movediza y pura espuma
de acciones en el Banco de la Bruma:
al Nombre que el Amor volvió sagrado.
Se salven de las garras del Leteo
las letras que esta noche (apenas veo).