Hasta aquí, los pasos
del cobarde
con la huella pálida y borrosa.
Hasta aquí, lo frágil de la rosa
inclinando el porte ante la tarde.
con la huella pálida y borrosa.
Hasta aquí, lo frágil de la rosa
inclinando el porte ante la tarde.
Hasta aquí el
escrúpulo del ciego
recelando el ancho del camino.
Hasta hoy, lo vacuo y anodino
de pedir disculpas sin sosiego.
recelando el ancho del camino.
Hasta hoy, lo vacuo y anodino
de pedir disculpas sin sosiego.
Hasta esta hora de
quebranto
la feroz instancia dilemática.
Hasta hoy, la báscula traumática
de medir el tiempo por espantos.
la feroz instancia dilemática.
Hasta hoy, la báscula traumática
de medir el tiempo por espantos.
Hasta hoy, los ojos
en el suelo,
la tan acostumbrada otra mejilla,
la cara de la luna que no brilla,
el premio desdorado del consuelo;
la tan acostumbrada otra mejilla,
la cara de la luna que no brilla,
el premio desdorado del consuelo;
la súplica de amor y
las migajas,
la voz desesperada del sediento
y el ruego lastimoso del hambriento
que acepta la limosna y se rebaja.
la voz desesperada del sediento
y el ruego lastimoso del hambriento
que acepta la limosna y se rebaja.
Hasta aquí, el
espíritu del leso.
Hasta hoy, la anemia del que teme
y no quiere abrir aunque se queme
el torreón que lo ha tenido preso.
Hasta hoy, la anemia del que teme
y no quiere abrir aunque se queme
el torreón que lo ha tenido preso.
Ya es tiempo de Creer
en nuestros dones
y disponer las reivindicaciones.
y disponer las reivindicaciones.
Y A E S T I E M P O