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Mostrando entradas de 2017

UN PERIPLO

Camino hacia la muerta que seré. La espalda recta. Alta la testuz. Buscando entre las sombras esa luz que mueva las montañas con mi fe. Camino hacia el final de mi camino. Aquí tengo el Infierno que he ganado y el Cielo que de a ratos he tocado, en las jurisdicciones del Destino. Camino sin temor de arrepentirme, descalza, sobre un manto de despojos, con el recuerdo inmenso de tus ojos, sin otra posesión que el paso firme. La brújula del viento entre mis manos, sin débitos que infecten las heridas, la paz de dar las guerras por perdidas, la red de contención de mis hermanos. No entiendo <todavía> el derrotero de habernos prodigado en esta vida. Que el dios de las Respuestas no me impida saber por qué nací, por qué me muero, por qué te quiero así, por qué te espero. T E E S P E R O .

UNA MUJER EMPAQUETADA

I ¡Qué lento transcurre el tiempo! cuando mis faros no encuentran señales de que vivís o un rastro de que estás cerca. Es una oruga cansada, es un buzón sin respuesta, es un tren bajo la lluvia multiplicando tristezas. Y de pronto ¡ al ver tu luz ! asomarse entre la niebla, las agujas se alborotan, los relojes se contentan, y el sol se asoma en mi casa y la bendice de fiesta, devolviéndome los bríos y compensando la espera. Y yo me enfrento al espejo con el glamour de una reina, y pongo rojo en mis labios, y mis pupilas destellan, y me alargo las pestañas, y me acorto las polleras, y me baño en el perfume de vainillas y de almendras… II ¡Pero... la fiesta es tan corta!!!!!!!!!!!!! que termina cuando empieza, sin importarte el envión que yo tomé en la carrera. ¡Y me frenás tan de golpe! que dejo marca en la tierra, olor a caucho quemado y lisas las cuatro ruedas. Lo grave es que mientras yo me jubilo de poeta, voy r

LAS AGUAS DEL LETE

Empiezan a sentir que el paso afloja, las manos no sostienen como antes, declinan la firmeza del diamante, intuyen la temida línea roja. Se allanan a cruzar la última instancia y el tiempo va borrándoles la pena. En mágico silencio ven la escena del íntimo regreso hacia su infancia. Les quedan las postales y los rezos, la risa de su madre confundida con todos los bemoles de la vida; y entonces (sin medir) liberan peso… Sus huellas quedarán, de cualquier modo; <y es tanto lo que quieren olvidar, que olvidan todo>

POEMA DE LA FUERZA DE VOLUNTAD

Estimada Doctora, he estado haciendo algunos progresos siguiendo sus sugerencias, en cuanto a intentar desestructurarme en lo concreto para lograr aperturas en el plano emocional, a fin de superar sentimientos no convenientes que jaquean mi camino evolutivo de sanación;   por lo que cumplo (como habíamos acordado) en informarle de mis avances y dificultades al respecto. Hasta la fecha he logrado: cambiar de barrio de calle de casa de cama de trabajo de estado civil de marca de cepillo de dientes de talle de jeans. Le empecé a poner azúcar al mate. Una cucharada menos de café al café. Menos sal a lo salado. Más dulce de leche a la banana. Reemplacé el jabón de coco por el de gardenia. Las galletitas de salvado Bagley por el pan negro de La Anónima. La caminata en el cuadrado de la plaza por el óvalo de la cancha de rugby. A Givenchy por Kenzo. A Borges por Szymborska. Pero Pero Pero Sigo d e l e t r e a n d o el nombre de él. Siempre su nombre. Siempre el mismo, che

UN CREDO

Vos vas a andar el camino,   descalzo y entre las piedras,   porque estás acostumbrado a sangrar sobre las huellas,   a medir la luz por metros,   a avanzar aunque haya niebla,   y a leer en el silencio la ruta de las estrellas. Y vas a parar, a veces, como el peregrino, a tientas, a descansar en los puertos con la garganta sedienta. Vas a beber de otros vasos y comer en otras mesas,   y dormir en otros brazos,   como el que busca y no encuentra. Hasta que un día, la aguja del reloj más somnolienta te atraviese los ijares y necesites mi lengua, 《mentada en el doble filo,   siempre osada, nunca lenta,   con gusto tan selectivo,     doctorada en imprudencias》 (para no dormir el sueño de los que viven a medias,   y para darle un sentido al sin rumbo de tus siestas). Y yo, que te escribo siempre con la tinta de las venas,   que te respiro en el aire cuando marcho en la vereda;   qu

ALERTA

Amigos míos, les ruego que tengan la precaución de leer con atención el testimonio que agrego, que es gratis, como lo es todo lo que subo en este tren, aunque sepamos muy bien: Que naaaada es gratis del tooodo… — Cautela deben guardar: de la polenta que hierve, de la aguja que se pierde, del aceite al burbujear, del ímpetu del bidet; y de las fotos trucadas que, sin prurito, las damas subimos en Internet. Porque el ojo, en ese plano, confunde cardo con rosa y es pifia ¨más peligrosa que una trompada de enano¨. Y de una tiara a un rulero suele haber menos distancia que del yerro a la ignorancia (excusando al peluquero). Todos los gatos son pardos de noche, ¡y comprended! que por magia de la Red parecen flores los cardos. Por citar casos concretos (reservando identidad, porque no resta verdad guardar un nombre en secreto…) sé de poetisas con cebo en pantallas cacareando, que si las ves caminando no justifican el huevo. Puro humo y parlamento, m

LUMIÈRE

Una rosa en la nieve una lluvia en verano el sol tibio de junio mariposa en la mano como el faro en la sombra o el mar quieto de mayo o un chispeo de luna en la cama jugando adelanto de cielo paraíso prestado una lágrima dulce en las piedras chocando como el nido que tiembla escondido en el árbol como el último y roto y rendido soldado, como un grito sin voz como un vuelo de pájaros ¿ lo mejor de mi vida ? fue morir en tus brazos ¿Quién querría otra suerte…? De costado ha caído, (como un dios destituido) de la envidia, la Muerte. ¿Quién querría otra suerte...?

ADVERTENCIA POÉTICA

Cuidate del agua mansa. De una flama que se extingue. De una mujer que se rinde y de un volcán que descansa. Del enemigo que transa. De la tropa que repliega. De la que nunca se niega y del mar que se remansa. De una yegua con el freno. De los panales vacíos. De la quietud de los ríos y de un discurso sereno. Del alud que aún no se gesta. Del huracán que se ha ido. Del perro que está dormido y de un ¨O.K.¨ por respuesta. Del gato que se arrellana. Del tigre viejo y cansado. Del revólver descargado y de toda envidia sana. Cuidate… del que te ayuda por delante, y por detrás: no atina a otra empresa más que urdir el beso de Judas. Cuidate, en fin, de estas cosas, que aunque de inocuas se vistan, es posible que revistan consecuencias peligrosas. ¡Cuidate! del agua mansa. De una flama que se extingue. De una mujer que se rinde y de un volcán que descansa. La Prudencia así lo exige, durante, antes,después. Cuidate, y si no querés, no digas que no te dije.

INSCRIPCIÓN

Alguna tarde azul yo me habré ido sin más que un portalágrimas de viaje, un vértice de aire en el paisaje; y en paz, escasamente habiendo sido. En ese mismo instante habré dejado: escritos sobre arena los esfuerzos por no ser olvidada, y estos versos que a golpes de tu nombre se han moldeado; un árbol no plantado y un pedido expreso entre las líneas de mis manos de no desamparar a mis hermanos, en aras de salvar lo ya perdido. Los huesos de mi madre entre mis huesos, los ojos de mi padre, ya exiliados del sol, y mis errores no pagados en un legajo gris de poco peso. La mancha en el sumario, el protagónico de un vasto Paraíso sin manzanas (la alquimia que no fue, las letras vanas, y el barco que se hundió en un gesto agónico). Papeles secundarios en un aula que ofician de balones abollados, que no podrán salvar de sus pecados los hijos de los hijos de mi Paula. Y el plano que seguí (para mi gloria) que lleva hasta el umbral de tu memoria.

LA EXCEPCIÓN

Quebrá en mi espalda (no es tarde) la daga feroz e impía, o la lóbrega y sombría cimitarra del cobarde. Clavá (aunque así me aniquiles) la flecha, sin compasión, justo en el débil talón de mi atributo de Aquiles. O aquí, sobre mis despojos, incrustá como un diamante la piedra gris que al Gigante, David le hincara en los ojos.  Enterrá hasta su confín, con toda tu voluntad, despojada de lealtad, la quijada de Caín.  O en el calvario sin luz, los clavos del vasto imperio del divino cementerio en el madero hecho cruz. Y no me seques el llanto cuando te bese los pies. Me alcanzó - bien lo sabés - haber rasgado tu manto. Y hundí, por amor al arte, en el medio de mi pecho, sin el mínimo derecho, el filo de Durandarte. Clavame hasta las entrañas el resplandor de la muerte, dictaminando mi suerte al tajo de su guadaña, y el tridente del Oscuro, y los dientes de Cerbero, y el dardo del traicionero ángel travieso e impuro. Pero... te debo advertir, con buen consejo de Palas, que no se han gest

MANIFIESTO

No he querido defenderme del sablazo de los verbos lanzados con veneno, conjugados en Malparido Ajeno, (un modo circunspecto del zarpazo). Y en la máscara de rubia (embozada) he puesto a más de uno la carilla del sonriente, que da la otra mejilla; y al golpe del puñal, responde nada. Cobarde. Me gritaron los de afuera. Apática. Callaron los de adentro. Tonta. Apuntaban justo al centro del silencio sangrante, sin siquiera sospechar que - a veces - el que calla - selecciona con más tino sus batallas.

TRES POSTALES

En uno de los patios del Pasado gesté lo que los días me trajeron, creí lo que los sueños me mintieron, firmé lo que sería mi legado. En todas las arenas del Presente mis pies fueron sorteando los cristales, la suma de los días y los males, podríamos decir que... ¿dignamente? En una de las calles del Futuro los naipes se cayeron del palacio y fui abarcando el cielo muy despacio, tratando de paliar el claroscuro. En esas tres postales, yo diría que quien suscribe al pie, ya te quería.

SE SALVEN DEL LETEO

Las rubias de mentira se diezmaron tejiendo con los hilos del Olvido la trama de un Pasado ya perdido, que muy pocos lectores registraron. Que ni siquiera al patio de la Musa los ecos sin sentido le llegaron; por sordos o por huecos, se callaron, muriendo sin poner mínima excusa. ¿ Y aquellos que leyeron ? - Se aburrieron. ¿ Y tantos que se fueron ? - Se salvaron. ¿ Y los que no entendieron...? - Se quedaron al margen de los versos que no vieron. Fue así, que tantas rubias con tintura, jugando a malabares entre rimas, cayeron sin la red de sus tarimas, mostrando sin embozo la locura. Por suerte, alguna vez se enamoraron, pudieron – sin querer – tocar el Cielo; la anécdota les sirve de consuelo, altísimo fue el precio que pagaron. En fin, que el dios del Tiempo y de la Pira no queme en el perfil de su ala rota las naves de la gris poesía ignota que alguna vez las rubias de mentira firmaron sobre el agua del pecado, arena movediza y pura espuma de acciones en el Banco de la Bruma: al Nom

A MI PADRE

Mi padre se murió hace diez eneros. El río de las lágrimas expira. Decir que aún lo lloro es mentira, mentir que lo he olvidado es desafuero. ¿Y el patio con las plantas de cedrón? ¿La verde bicicleta en una esquina de un Banco, resguardada por la encina en horas de la siesta? ¿Y la canción- jaqueada por el Tiempo y la inacción - de Strauss en ese viejo tocadiscos? ¿Y el brillo en el Renault, y el muy arisco latido de ese roto corazón? ¿Y el propio laberinto de papeles con números y cuentas, los diversos volúmenes mostrando El Universo, poblando los gastados anaqueles? - ¿ Sus hijos...? - En los mismos escritorios, andando las idénticas veredas, gastando los – no sé cuánto nos queda - en trágicas comedias. Ilusorio fue el sueño de quien juega a ser poeta, vestida con un sayo que le es grande, desnuda en carne viva y que se expande, queriendo- y no logrando- estarse quieta… < Las cosas que se

UN EMPEÑO

Qué lejos de quijotes y adalides me encuentran estas horas de descuento de un año que se escapa con el viento y no redobla apuesta en estas lides Qué abismo entre los árboles de luces y el alma ensombrecida de estos versos Qué puente destruido por el cierzo Qué búsqueda infecunda entre las cruces Es niño y constelado el devaneo que insiste en alinearme hacia tu casa A cada estrella azul que se desplaza le pido nuevamente mi deseo que es uno y es antiguo: No morirnos sin decir lo que aún nos queda por decirnos.

LA VIDA NO ES UN TANGO

La vida no es un tango. Una quisiera taconear con aguja en las esquinas mordisqueando una rosa, y las inquinas, y dos guapos cayendo en la trampera del amor, rematándose la suerte, el puñal en la sisa del chaleco, el pañuelo punzó asomando el fleco, y apostando por una: vida y muerte. Pero no, no es un tango, es otra cosa: Es abrir la ventana y asomarse y elegir si esconderse o si arriesgarse a la luz, que podría ser peligrosa. Y es el sol y es la sombra cada día. Y es (con suerte) un poco de poesía. .

UNA COLISIÓN

Se vieron una tarde del Futuro tejida entre el Destino y el Azar. Fingieron no advertirse y sin hablar siguieron su camino con apuro. Los dos llevaban a alguien de la mano, un bolso de recuerdos escondido y un As de Corazones decidido a no dilapidar latido en vano. Negando lo gozado y lo sufrido, pensaron de una vez y sin cuidado: Él, que ella - por fin - lo había olvidado y ella, que él - jamás - la había querido. Si erraron o acertaron en creerlo ya no hay manera alguna de saberlo. 

LO INEXORABLE

Vos vas a caminar por las veredas tranquilas de este pueblo a paso firme que yo besé en tus pies antes de irme con falsa atribución de magdalena No habrá quien te recuerde que cruzaste en medio de una salva de Tequieros la íntima frontera de estos fueros y vas a imaginar que me olvidaste Y justo en el instante en que razones que ya soy un archivo de tu historia borrado en el perfil de tu memoria sin nombres ni secuelas ni aflicciones te vas a tropezar con estos versos sabiendo que fue en vano tanto esfuerzo.

PLURALIA TÁNTUM

Somos infinitos yo. Caleidoscopios. Somos un perfil plural y amplificado, y a la vez: virtud, temor, valor, pecado, ángeles, demonios, ajenos y propios. Somos esa extraña red contradictoria de odios y de amores, de volcán, de hielo, de polvo y de sangre, de tierra y de cielo, de espíritu y carne, de pena y de gloria. El espejo miente y con gesto babélico nos exhibe a una de todas las caras y las otras rugen con sus voces raras, como rojos lobos, su llamado bélico. Y en ese tejido pendular, el filo de una sola espada nos mata en la sombra, y del sol un rayo nos salva y escombra, y hay una cornisa que nos tiene en vilo por la que ya es tiempo de avanzar descalzos, con la frente alta, con el paso fuerte, como si no hubiera miedo ante la Muerte, y valor igual que un rey ante el cadalso. Porque antes, después, más temprano, más tarde… hay que desertar del Reino del Cobarde.