UN ALEGATO

Por creer, aún sin ver ni ser feliz.
Por mil y un (o mil y dos) esfuerzos vanos.
Por haber tocado el cielo con las manos.
Por buscarte contra toda directriz.

Por mentir sin que me crezca la nariz.
Por querer matar cien pájaros de un tiro.
Por andar frenando el viento de un suspiro
¡con lo caro que se paga ese desliz! 

Por treparme sin permiso a tus alturas.
Por haberte convencido de los Creo.
Por la dulce militancia de los reos, 
que destella cuando ve la luz oscura.

Por lo efímero y lo hermoso del exceso.
Por volar lejos del nido y de las ramas.
Por quemar la última nave en esa cama.
Por haber canjeado el alma por tus besos.

Por servirte los placeres en bandeja.
Por decirte la verdad (perdiendo todo).
Por no haber podido hacerlo de otro modo.
Por mostrarte el lado frágil de tus rejas.

Por poner donde iba el punto, el punto y coma.
Por dejarte sin la ropa y sin los fueros. 
Por haber dilapidado los Tequieros.
Por haber llegado siempre tarde a Roma;

y taparte de poesía hasta la frente… 
Sin más trámite: Me declaro inocente.

S I N M Á S T R Á M I T E