No caigas en las
trampas de la ira.
No pises vidrios rotos
en la noche.
No hables con la voz
de los reproches.
No quemes tus
proyectos en la pira.
No calles cuánto amás
a los que amás.
No pases un instante
más de frío.
Que todo a todo tu
dolor lo lleve el río
y no vuelva a traerlo
nunca más.
No estalles. No
reacciones. No te quiebres
en las fauces virulentas
de la furia
ni en la ergástula
voraz de la penuria,
ni en la falta de
esperanza, ni en la fiebre
del que muere
atravesado por la esquirla
de su propia desazón.
Nunca te abras
a las balas que
simulan ser palabras,
porque no lograste
antes abolirlas.
No te rindas. No
saltes en pedazos…
Excepto entre mis
brazos.
E X C E P T O E N T R
E M I S B R A Z O S