I
Como mueren los pétalos de rosas,
se extinguió su energía a fuego lerdo
y la luz eternal de su recuerdo
ilumina sin fin todas mis cosas.
II
Cuando pasa la valla de la Muerte,
tiene el alma perpetua de los hombres
la virtud de sellar todos los nombres
para siempre en la lid de nuestra suerte.
III
Es un rayo de sol en la penumbra
que se cuela travieso en la ventana,
es el cielo esplendente en la mañana
que en el fin de la noche nos alumbra.
IV
Son tu padre y mi padre, los chiquitos
que el Pasado inundaron con sus risas,
y el Futuro vistieron de cenizas,
cuyo Fénix nos volverá infinitos.
V
Y los ciclos se cumplen, claramente,
y seremos un día como ellos,
y esperemos radiar esos destellos
en aquellos que son nuestra simiente.
VI
Y el Presente es la foto y la añoranza,
y sus ojos brillando en nuestros ojos,
y su brío espoleando los arrojos
que nos siembran la cuota de esperanza.
Son tu padre y mi padre los chiquitos
cuyo Fénix nos volverá infinitos...