Yo,
que no la tengo clara,
que no encontré la paz,
que veo rejas, rejas…
donde otros libertad.
Que camino en el techo,
que muero de ansiedad,
que me como las uñas
y las tortas, y más…
Yo,
que voy tras de imposibles,
que me vuelvo a enfermar
cada vez que me dicen
que estoy rumbeando mal.
Que en una inmensa caja
de viento, y sin tapar,
me siento como el pobre
convicto de Alcatraz.
Yo,
que vuelvo sobre el paso
y me encanta girar
en círculos viciosos,
por puro renegar.
que escribo de lo mismo
hace mil años ya,
y aburrí hasta mi sombra
con tanto suspirar.
Yo,
y me encanta girar
en círculos viciosos,
por puro renegar.
que escribo de lo mismo
hace mil años ya,
y aburrí hasta mi sombra
con tanto suspirar.
Yo,
que no avanzo en las letras,
que me empeño en versear
sobre lo que hasta Bécquer
podría superar.
Que no encuentro, ¡no encuentro!
mayor felicidad
que aquella que, sin pausa,
perseguirte me da.
Yo,
que me empeño en versear
sobre lo que hasta Bécquer
podría superar.
Que no encuentro, ¡no encuentro!
mayor felicidad
que aquella que, sin pausa,
perseguirte me da.
Yo,
que remuevo la herida
con el mismo puñal
con que toda la vida
me causé tanto mal.
con el mismo puñal
con que toda la vida
me causé tanto mal.
Que te miro con otras
y me empiezo a
brotar,
y que sin pausa
alguna
las quisiera matar.
Sho…
Que no he leído a Osho…
los lectores ¿podrán
perdonar este brusco
torrente de verdad?
que no encuentro la vuelta,
y me cuesta arrancar…
¿al Cielo o al Infierno
me van a derivar?
A estas tortuosas almas,
de profesión: porfiar,
¿qué insondable futuro
se les deparará...?