Soy río que una tarde te besó
con cierta afectación y alevosía.
Si acaso regresara yo algún día,
ya no seré la misma que pasó.
La cita, que es de Heráclito y
no es mía,
comporta una sentencia irrefutable:
el tiempo es como el agua inabarcable
que avanza con veloz altanería.
Aquella que una vez acarició
tus manos (que también habrán
cambiado),
por otra que no viste habrá trocado.
Creeremos ser los mismos (pero no).
Aquello, como fue, ya no será,
y el agua que se fue, no volverá...