Mayo late en nuestras venas
como una cuestión
pendiente
y se gesta entre la
gente
mezclando alegría y
penas.
Los hombres que
dieron sangre
a cambio de libertad,
pura honra y
voluntad,
por desterrar cárcel
y hambre,
aquellos que nos
tiñeron
la piel de celeste y
blanco
y con su discurso franco
nuestra causa
defendieron,
todavía no murieron.
No deben morirse
nunca.
Siguen viviendo en la
trunca
revolución que
blandieron.
Está en nosotros
seguir
el rumbo de aquellos
pasos,
y jamás bajar los
brazos,
y nuestra fe no
rendir.
La patria no es intangible,
la patria no es de
los otros,
la patria vive en
nosotros
con un latido
invisible.
La patria no es
tierra ni agua,
la patria la hacemos
todos,
paso a paso, codo a
codo,
en una candente
fragua.
Y es una clara misión
continuar lo que la
historia
le exige a nuestra
memoria
de frente y de
corazón.
Como al niño que
camina
y al que hay que
darle la mano,
hagamos gesta de
hermanos.
Somos todos
Argentina.