Así te quiero, en medio de la nada,
con la esperanza en llamas, con el río
teñido en sangre de todo el pueblo mío,
con la poesía casi devastada.
Con el invierno en puerta, con el frío
desamparándonos sin miramientos,
con el futuro hundido en sus cimientos,
con el presente vuelto un desafío.
Con el reloj hincándome las manos,
como en el borde roto de un madero
en un feroz naufragio, así te quiero,
con la lealtad de un gesto soberano.
Como el león que roto y malherido
sigue poniendo fe en cada latido.