He de juntar los vidrios esparcidos
y he de barrer las hojas por montones,
voy a vaciar a fondo los cajones
de este paisaje roto de mi vida.
Voy a guardar en cajas ordenadas
lo que por fin he dado por perdido
y condenar al sueño del olvido
todo un tropel de causas devastadas.
Voy a dejar abiertas las ventanas
para que el aire imponga su alegría
y el sol celebre en mí su epifanía
con un torrente aurífero de ganas.
Cuando las sombras quieren arraigarse,
lo que conviene es envalentonarse…