Ha vuelto el frío al aire, el gris al cielo,
las sombras aceradas a las nubes,
los ángeles temblando, suben, suben,
jugando entre sus túneles de hielo.
Se han roto vidrios blancos en el sol,
cortando los auríferos pañuelos,
el día es como un tránsito de anhelos
con menos rapidez que un caracol.
Estado de total impermanencia,
el tiempo en larga espera y abolido,
(les juro) que el reloj no se ha movido
y juega con agujas de impaciencia.
La sangre se congela por las venas,
el alma se desvela entre ansiedades,
los versos me repiten obviedades
y no son menos llanos que mis penas.
Y yo, desesperando por un sueño,
aquí, lámpara en mano… sin el genio …