Es un camino largo y el destino
vaya a saber si tiene pizarrones
o simplemente unos cuantos borrones
para ocultar los yerros del camino.
Que nunca es tarde dijo un buen señor
al que seguro que se le hizo tarde,
y en esa cita célebre hizo alarde
de que podía enmendar el error.
El buen señor, no sé si habrá llegado
en tiempo y forma a la meta exigida,
o si quedó en el punto de partida
y –por pudor- el dato se ha callado.
En fin, las cartas –todas- se han echado
y entre columnas de papeles siento
que sobre el aire planto los cimientos
y que en la arena blanda he proyectado.
Pero a pesar de toda esta reyerta,
las implicancias de su desafío,
y el viento en contra y el paso tardío,
no tengo en vista rendirme, ni muerta…
En el centímetro de libertad
que en un descuido nos deja la vida,
hay que apurar con fe la acometida
y hacer de un sueño una pura verdad.