La arena matizándole la piel,
el oro del otoño –que es mentira-
la luz que deja el sol si se retira
pintándole los ojos color miel.
La antigua seda ajada por los años,
la risa –patrimonio de las fotos- ,
el porte en un montón de espejos rotos,
la voz disimulándole los daños.
El paso a cinco mil, como de chica,
los sueños destejidos en la mesa,
la espalda con el tiempo que le pesa,
los versos esperándola en la pica.
Si atada a vos, cautiva sin aliento,
si libre, juego errático del viento...