Alguna tarde azul yo me habré ido
sin penas, y sin glorias, y sin brillo;
la marca de tu amor en el orillo
y en paz, escasamente habiendo sido.
En ese mismo instante habré dejado
en manos de mis hijos los esfuerzos
de no ser olvidada, y los versos
que el cielo de tu nombre me ha dictado.
Así, con todo el sol, el mar en calma,
que no ha sangrado más que esta pasión,
me iré con la secreta convicción
de haber dejado rastros en tu alma.
Y el sueño de quién sabe en qué lugar…
un día nos volvamos a encontrar.
Alguna tarde azul yo me habré ido,
en paz, escasamente habiendo sido...