La nieve se derrite si el calor
del sol va recorriendo sus cristales
y empiezan a correr los manantiales,
y cambian los paisajes de color.
Así, los verdes vuelven a la vida,
las bestias ven su sed apaciguada,
los pájaros festejan la alborada
y el valle es una flor en estampida.
El llanto que nos brota de la herida,
los ojos derramando un mar abierto,
a veces son como agua en el desierto
que nace del dolor y la embestida.
Benditas sean las lágrimas de hoy,
que cifran lo que he sido y lo que soy.