Ni granjeándome un laurel,
ni sacándome la ropa,
ni bañándome en su copa,
conseguí enlazarlo a él…
Veinte mil setenta versos
en A4 y en dos años,
seis mil concursos extraños,
cuatro blogs, libros diversos,
treinta resmas de papel…
y no logré conquistarlo,
seducirlo, entusiasmarlo,
¡ni granjeándome un laurel!
Comercio ilegal de manos,
uso y abuso de piernas,
suspiros como galernas
anunciando los veranos
más calientes que una sopa…
y fue imposible hechizarlo,
derretirlo, trastornarlo,
¡ni sacándome la ropa!
Como una yegua de Troya
rebasada de espartanos,
llegué de puertos lejanos
y urdí una regia tramoya
a fin de arrasar su tropa...
mas no pude dominarlo,
persuadirlo, subyugarlo,
¡ni bañándome en su copa!
¡Tanto esfuerzo! ¡Tanto mérito!
¡Tanta paciencia invertida!
¡Cuánto amor…! (sólo de ida)
¡Cuánta pasión! ¡Cuánto crédito!
y ni así ¡ni siendo fiel!
circunspecta y sibilina,
cual Penélope argentina,
conseguí enlazarlo a él…
ni bañándome en su copa,
ni sacándome la ropa,
ni granjeándome un laurel.
ni sacándome la ropa,
ni bañándome en su copa,
conseguí enlazarlo a él…
Veinte mil setenta versos
en A4 y en dos años,
seis mil concursos extraños,
cuatro blogs, libros diversos,
treinta resmas de papel…
y no logré conquistarlo,
seducirlo, entusiasmarlo,
¡ni granjeándome un laurel!
Comercio ilegal de manos,
uso y abuso de piernas,
suspiros como galernas
anunciando los veranos
más calientes que una sopa…
y fue imposible hechizarlo,
derretirlo, trastornarlo,
¡ni sacándome la ropa!
Como una yegua de Troya
rebasada de espartanos,
llegué de puertos lejanos
y urdí una regia tramoya
a fin de arrasar su tropa...
mas no pude dominarlo,
persuadirlo, subyugarlo,
¡ni bañándome en su copa!
¡Tanto esfuerzo! ¡Tanto mérito!
¡Tanta paciencia invertida!
¡Cuánto amor…! (sólo de ida)
¡Cuánta pasión! ¡Cuánto crédito!
y ni así ¡ni siendo fiel!
circunspecta y sibilina,
cual Penélope argentina,
conseguí enlazarlo a él…
ni bañándome en su copa,
ni sacándome la ropa,
ni granjeándome un laurel.