¨Es raro que uno tenga tiempo de verse triste;
siempre suena una orden, un teléfono, un timbre,
y, claro, está prohibido llorar sobre los libros
porque no queda bien que la tinta se corra. ¨
Mario Benedetti
siempre suena una orden, un teléfono, un timbre,
y, claro, está prohibido llorar sobre los libros
porque no queda bien que la tinta se corra. ¨
Mario Benedetti
I
De todos los desaires que me has hecho
y no he de consignar en esta lista,
ninguno habrá que más temor revista
ni igual fatalidad, ni más despecho,
que aquél que sin piedad y sin derecho
me hicieras si murieras previamente.
Por eso, te requiero dulcemente:
no vayas a morirte antes que yo.
No es mucho lo que pido. ¿Por qué no?
Soñar es una opción inteligente.
II
Dejemos que los días nos atesten
de cales y de arenas, que cumplamos
los años por montones, que vivamos
de todos los minutos que nos presten,
las horas que robemos o nos resten,
surcando los rincones escondidos,
rodeados de pichones de Cupidos,
sembrando lo prohibido por placer,
burlando al mismo Dios si es menester,
confiando en ser por gracia, comprendidos.
III
Entonces, cuando el mar de nuestra suerte
aquiete toda el agua y duerma en paz,
o diga que ya no podremos más
pisar otro solaz que el de la muerte,
me des las coordenadas para verte,
decirte un ¨hasta pronto¨ sin tristeza,
y luego, con delirios de grandeza,
morirme en la más franca plenitud,
llevando por blasón esa virtud
que tiene el que ama así...¡y no el que reza!
IV
Mis ojos ven la luz por tu existencia,
tus letras por goteo a fuego lerdo,
tu ausencia sin aviso, tu recuerdo
y el dulce demandar de tu presencia.
Sabiendo ya el lector con su paciencia,
que en todo lo que escribo sos la excusa,
el verbo del oráculo y la musa,
la fuente inspiradora y el pretexto.
Por ende, quién suscribe hoy este texto,
a no morir primero, se rehúsa.
V
De todos los desaires que he sufrido
y todos los que tenga que sufrir,
te aclaro que demás está decir
que no he de tolerar que este pedido
no sea tomado en serio, no sea oído
o caiga en sacos rotos. Te aseguro,
empeño mi palabra o te lo juro…
que no puedo vivir si no estás cerca,
firmando en mi sayal de mula terca
mi exhorto por amor de estado puro:
Te exijo en estos versos ¿por qué no?
¡No vayas a morirte antes que yo!