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Como las flechas que un arquero lanza
al infinito cielo con empeño,
así los hijos, así los sueños,
así el puñal que acecha a la esperanza.
Como querer sembrar en las estrellas,
como escribir poemas en el agua,
como intentar no fundirse en la fragua,
o andar la arena y conservar las huellas.
Así de hermoso, así de humano,
ver convertirse en mujer a una nena
sin sucumbir al roce de la pena,
doblar la apuesta y extender la mano,
aún sabiendo que tras su destino
se irá de a poco... para hacer camino.