Ir al contenido principal

LA NOCHE MIL Y DOS

I
Ella ignora las rutas del desierto,
no ha pisado su arena refulgente
y al no ver ni tocar ese oro incierto,
no ha soñado los sueños del Oriente.
Nunca supo de estrellas milagrosas
ni de ríos con aguas prodigiosas.

No responde ante el nombre ¨Scherezad¨,
no la acecha: el filo de una espada,
no ha intuido el albur de ¨Sindibad
el Marino¨. No ha visto la alborada
derramar sus cristales relucientes
en el mármol lustroso de las fuentes.

No ha rozado las perlas de una tiara,
no la cubren las sedas ni el marfil
la enjaeza. Los rasgos de su cara
no suponen realeza y el sutil
ademán de princesa que denota
es el pobre resguardo de una cota.

Sin embargo…

Ella debe pagar por las heridas
que otras antes dejaron en su Rey
y curarlo también. Establecidas
las órdenes fijadas por la ley,
apoya en sus relatos la confianza
y aumenta cada día su esperanza.

Ella acepta que toda su existencia
dependa de la historia por contar
mañana; de su fe, de la eficiencia
y el don de sus palabras. Atrapar
por siempre su atención. ¡Éso le cuesta!
su endeble subsistencia. Y ella apuesta.

II
Él no habita un espléndido palacio,
ni lo agita el poder de un talismán,
no atesora vasijas de topacio
donde moran tres genios que se van
proyectando en la luz con la virtud
de cumplir sus deseos a inquietud.

Sin embargo…

Él sabe que hizo mal en no matarla
La Noche que debía. Ahora teme
que no logre jamás ejecutarla;
abjurar de la orden, que se queme
su ira a fuego lento y sin dolor
sin más, sobre la pira de este amor.

Las dudas que no mueren enseguida
se arriesgan a durar eternamente,
y anudan a su límite la vida
de aquellos que las guardan y las sienten.
La Duda y el Amor son dos hermanos
que rigen el Infierno, soberanos.

Las Noches son eternas, infinitas.
No hay mil, hay mil y una. Nadie sabe
quién guarda los secretos y las cuitas
que abarcan su misterio y esa llave
capaz de atravesar el armazón
que encierra hasta el letargo un corazón.

Sin embargo…

La dulce analogía está planteada.

Hay guerras que se ganan sin espada,
alfanje ni puñal. La trama empieza
en límites del Sur, o en el Oriente.
El fuerte va menguando su dureza
y el triunfo suele ser del más paciente…

Sin embargo...

Entradas populares de este blog

OBRAS (IN) COMPLETAS - libro de poemas

 NUEVO LIBRO DE POEMAS  ❤ P ARA ACCEDER A LOS TEXTOS HAGA CLICK AQUÍ: OBRAS (IN) COMPLETAS    ARG,  febrero de 2023

POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .