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EL ABOGADO Y EL DIABLO

Y VISTOS...
CONSIDERANDO...

...y entendiendo que el Olvido
y Dios (con fuerzas aliadas)
habían desatendido
mis incontables plegarias,
RESOLVÍ con voz y voto
buscar mayor eficacia
en otra clase de ayuda
más concreta y menos santa.


Le hablé a un abogado amigo
(que siempre acude en las malas)
y le pedí que me diera
la más peligrosa ¨data¨.
Yo sabía que él sabía
el número de la casa
donde ¨consultas difíciles¨
el mismo Diablo evacuaba.


A fuer de insistir, cedió,
bellaqueando ante mi airada
exigencia y me pasó
las oscuras coordenadas.
Contra favor, en un sobre
le di la suma pactada
(en estos casos conviene
ser cortés y deber nada…)


Entre abogados, te cuento,
(como entre cónyuges pasa)
nada mejor que tener
amistad y cuentas claras.
Me deseó suerte, me dijo
lo mucho que me apreciaba
y que tenía reservas
de garantía en la instancia.


Le agradecí el buen consejo,
y la opinión que me daba,
y me alejé con el dato
apretujado en mi palma.
El despacho del Demonio
era una amplísima estancia,
con lujos no solapados
y bonitas secretarias.


Me atendió con deferencia
y una formal elegancia,
me escuchó con el respeto
que ameritan estas causas.
Y después de un largo rato
me habló de forma bien clara:
- ¨¿Usted lo quiere olvidar…?
¡Claro que puedo ayudarla!


Mis honorarios son altos
y la tarea es muy ardua,
pero la plena victoria
se la doy garantizada.
Aunque le debo advertir
en qué consiste la paga,
porque tendrá que entregarme
las cosas que Usted más ama.


Acepté, firmé un convenio
en el cuál cedí: mi alma,
un sello de mi papá
con la tinta seca y pálida,
la notebook, una planchita
del pelo que me hace ¨lacia¨,


un cuento tuyo en un libro
con un paisaje en la tapa,
y una nota con tu letra
que en tres renglones hablaba
de un jardín cuyos senderos
borgeanos se bifurcaban.


También me exigió la herencia
de una tía no casada,
¡le aclaré que estaba viva!
me dijo que él ¨se encargaba…¨
Mi corazón no lo quiso,
(cosas rotas no aceptaba).
La notebook se la negué.
Negociamos, no aflojaba,


hasta que al fin accedió
a duras penas cambiármela
por unos lotes en Córdoba
que tengo a un tris de ¨La Falda¨.
Me dio la mano con ímpetu
y me llenó de confianza,
me susurró – ¨Ya está hecho¨-
con una sonrisa amplia.


Y así, vacía y en paz,
fui caminando a mi casa…
pero a un metro de llegar
empezó a llover con saña.
Cada gota dulce y fría
-te juro- me apuñalaba-
y tu recuerdo volvió
multiplicado a sus anchas.


No atiné a mirar al cielo
por si Dios se me cruzaba,
y no me animé a enfrentarlo
temiendo que me juzgara.
En un charco, vi al Olvido
burlándoseme en la cara,
pero no quise pisarlo
¡por falta de fe y de ganas!


Me volví sobre mis pasos
furiosa y toda mojada,
a la oficina del Diablo
insultándolo a mansalva.
Decidí (por Mala Praxis)
entablarle una demanda
y casi tumbé la puerta
para entrar a su covacha.


Pero había sólo ruinas,
un edificio fantasma,
sin lujo, sin escritorios,
ni bonitas secretarias.
No encontré al Diablo sentado,
ni papeles, ni esperanza
de que atendiera ¨Ipso facto¨
mis quejas fundamentadas.


Hundida en la desazón
del mar de mis propias lágrimas,
divisé en un rinconcito
del suelo una cosa rara.
Un bollo, unas hojas rotas,
que la atención me llamaban,
y entonces tendí la mano
por ver de qué se trataba.


Y topé con la textura
conocida y adorada
de un cuento tuyo en un libro
con un paisaje en la tapa,
y una nota con tu letra
que en tres renglones hablaba
de un jardín cuyos senderos
borgeanos se bifurcaban…


Y entonces pensé que el Diablo
(quizás… tal vez… ) se apiadara
de tan ingenua clienta,
a quién le sacó hasta el alma.
Y en un gesto inverosímil,
mi mejor perla tirara
al suelo para que yo
pudiera recuperarla.


Así que... guardé el tesoro
en mi mochila empapada,
improvisé una sonrisa
por si el Maldito me espiaba.
Y a trancos largos y lentos
enfilé para mi cuadra,
renunciando en ese instante
a interponer la demanda.



(Algunas clases de amores
se componen de tal gracia,
que aún yendo contra Natura,
el mismo Diablo se ablanda…

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POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .