TELEGRAMA DE DESPIDO
DE UN IGNOTO Y POBRE POETA
A SU ÚNICA E HISTÓRICA MUSA
I
Notifico expresamente
de forma clara y cabal,
por esta vía formal,
y de manera fehaciente.
que – I-RRE-VER-SI-BLE-MEN-TE-
te relevo de tu cargo,
diciéndote, sin embargo,
que no te guardo rencor.
No cabe, (donde hay amor)
dejar un vestigio amargo.
II
Se produce este despido
por tu franca incompetencia,
tu sobrada indiferencia,
tus silencios repetidos,
y ese don para el Olvido
que te empeñaste en mostrar,
supongo, para forzar,
por fin, nuestro alejamiento;
no debe haber sentimiento
que aguante tal avatar.
III
Pero, te quiero aclarar
que gracias a tus acciones,
cuento versos por millones
y los pude publicar...
Si bien, no voy a lucrar
con mi gesta literaria,
resultó ¡tan necesaria!
para ayudarme a vivir,
que no me cuesta admitir
una verdad tan palmaria.
IV
Ya hablé con el contador,
quien después de cuatro años
( no descontaré los daños…)
te hará el pago de rigor.
¡Considerá un gran honor!
haber prestado servicios,
letras, besos, versos, vicios…
a este poeta sin fama,
que compartió hasta la cama
con tus helados prejuicios.
V
En tu puesto, (por supuesto)
ya hay quien me sopla al oído,
más de un poema prohibido…
que a entretejer, ya me he puesto.
He sido fiel, franco, honesto.
De nada más se te acusa.
Y ya sin poner excusas,
vengo orgulloso a anunciar:
que te pude reemplazar
¡porque encontré nueva musa…!
ANEXO:
Certificación de Servicios y Haberes a su disposición.