Chispa de oro, candil,
infancia de lluvia fresca,
sonrisas de puro sol,
ojitos de perlas nuevas.
Reinas de plata en bonsái,
espejitos con estrellas
que van dando luz sin límite,
sin nubarrón y sin tregua.
Princesitas de oro puro,
incomparables doncellas
que van de pétalo en pétalo
dejando graciosas huellas.
Pequeños rayos de luz
que nos agracian la senda,
nunca dejen de emanar
esa virtud que las sella.
Que el invaluable tesoro
de sus miradas perfectas,
de su paso candoroso
y de sus visos de reinas,
les albergue ese futuro
soñado con inocencia,
y las colme de prodigios
y maravillas inmensas.