I
Yo prefiero darte risa a darte pena.
Sonreír es ¡tan difícil hoy en día!
La alegría es devorada por la hiena;
y una sola carcajada, te diría,
vale más que todo el oro que almacena
el tesoro que ofreciera Alejandría.
Si a un igual valor el buen humor cotiza
que el dolor, mejor optemos por la risa.
II
No te premian por lucir la desazón.
Una herida no se cierra por mostrarla.
Una espina no suaviza su punzón
ante el pecho que pretende evidenciarla,
ni se limpia más de prisa el corazón
que en procura de una cura va a gritarla.
En el puerto del ¨Por Fin Descanso en Paz¨...
¡no hay coronas por haber sufrido más!
III
El oficio del bufón no es tan terrible,
y esa máscara payasa se hace piel.
Forma parte hasta del alma, su intangible
solidez se va forjando con la hiel
de los grandes desamores, y el temible
carrusel con los sabores de oximiel.
Si en la historia repasamos vocaciones,
no hubo cortes ni hubo reyes, sin bufones…
IV
Si algún día sin quererlo ni pensar,
con tus ojos te toparas con mis ojos,
sería bueno y procedente sospechar
que detrás de estos noctámbulos cerrojos,
yo no guardo parabienes del azar
ni el más próvido jardín de mis antojos.
Y si en ellos descubrís dos carcajadas,
son dos lágrimas que fueron disfrazadas.
Yo prefiero darte risa a darte pena.
Sonreír es ¡tan difícil hoy en día!
La alegría es devorada por la hiena;
y una sola carcajada, te diría,
vale más que todo el oro que almacena
el tesoro que ofreciera Alejandría.
Si a un igual valor el buen humor cotiza
que el dolor, mejor optemos por la risa.
II
No te premian por lucir la desazón.
Una herida no se cierra por mostrarla.
Una espina no suaviza su punzón
ante el pecho que pretende evidenciarla,
ni se limpia más de prisa el corazón
que en procura de una cura va a gritarla.
En el puerto del ¨Por Fin Descanso en Paz¨...
¡no hay coronas por haber sufrido más!
III
El oficio del bufón no es tan terrible,
y esa máscara payasa se hace piel.
Forma parte hasta del alma, su intangible
solidez se va forjando con la hiel
de los grandes desamores, y el temible
carrusel con los sabores de oximiel.
Si en la historia repasamos vocaciones,
no hubo cortes ni hubo reyes, sin bufones…
IV
Si algún día sin quererlo ni pensar,
con tus ojos te toparas con mis ojos,
sería bueno y procedente sospechar
que detrás de estos noctámbulos cerrojos,
yo no guardo parabienes del azar
ni el más próvido jardín de mis antojos.
Y si en ellos descubrís dos carcajadas,
son dos lágrimas que fueron disfrazadas.