Vengo a pedirte indulgencia
por disturbar tu bonanza
con inquietudes tan necias
y a fe…¡tan desatinadas!
Pero esta casta de dedos
(en general) ley no acata,
y cuando un mal los aflige,
si no se expresan, se infartan.
Resulta que (ya sabés…)
te guardo devoción ¡tanta!
que me entró un recelo impropio
de alojarse en una dama.
Y en las horas de la víspera
de tu partida, me alarman
sin piedad ni fundamento,
aquestas preguntas vanas:
¿Y si tu barco se hundiera?
¿Y si la mar te tragara?
(No te olvides del Titanic…)
¡Nada es seguro en el agua!
¿O alguna mujer caníbal,
hambrienta y desubicada,
te escondiera´entro´e su choza,
y te comiera con papas? :/
¿O un meteorito gigante
su trayecto desviara,
y te dejara hecho un cráter
en medio de la montaña?
¿O si una banda mafiosa
por error, te secuestrara,
o Al-Qaeda o Al-gún otro,
por confusión, te atacaran?
Si una de tantas tragedias
terribles se articulara,
dejarías esta vida
sin desnudarte ( de alma ;)
sin confesarme tu amor,
sin pronunciar Dos Palabras
que (no sé...quizás... ) tenés
con siete llaves guardadas.
¿Y yo? Tendría la duda
perpetua (de ésas que clavan
más que el metal impiadoso
con el que hiere una espada)
Y en fin, si algo te ocurriera,
nunca sabría esta santa…
si alguna vez la quisiste
¡o no la quisiste nada!
(No es bueno insertar consejos
en poemas de esta laya)
pero lectores, ¡los insto!
a buscar a quiénes aman,
a mirarlos a los ojos
y a decirles en voz alta
lo que sienten -por las dudas…
que no pudieran mañana-
Y volviendo a vos, te dejo
ya tranquilo, por que vayas
preparando las valijas
y cerrando las ventanas.
Yo me quedo acá esperando
volver a verte , que traigas
el sol marcado en la piel
y estrellas en la mirada.
Que la Virgen del Buen Viaje
¡proteja siempre tu marcha!
y vigile que regreses
sanito, salvo y sin mácula.
Y que al final del camino
que el GPS te marca,
no encuentres mejor destino
que el buen puerto de mi cama...
Resulta… que…
(ya sabés)
te guardo devoción ¡tanta!
que me entró un recelo impropio
de alojarse en una dama…
(ya sabés)
te guardo devoción ¡tanta!
que me entró un recelo impropio
de alojarse en una dama…