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LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD

Si observamos desde un terraplén al vagón de un tren que marcha a velocidad constante y desde el mismo se deja caer una piedra sin darle impulso, veremos que ésta realiza antes de llegar al suelo una trayectoria curva (en forma de arco, de parábola); en cambio, aquél que la arrojó desde el tren considerará que cayó en línea recta.
La pregunta es ¿Cuál es la verdad?
La respuesta es que ambas verdades son válidas, ya que según sea el punto de referencia (terraplén o vagón) la trayectoria será distinta.

Albert Einstein



Ella viaja en un tren vertiginoso
con destino final a Ningún Lado,
y el paisaje que emerge en el costado
no parece moverse, receloso
como un tenue trasunto de postal
con el viso de un pueblo fantasmal.

Él se sienta en un banco, ve pasar
por las vías un tren vertiginoso
como quién mira el manto generoso
de la lluvia al caer y burbujear.
Se le ocurre que el tren no tiene fin
ni principio, ni rumbo, ni destín *.

Algo ocurre. No fue planificado
ni intuido: dos almas se descubren.
Las miradas se cruzan. No se cubren
de dolor ni de lágrimas. Han dado
sin saber ni querer con un tesoro
Mil y Un veces más próvido que el oro.

La pintura se tiñe de colores.
Hay un nuevo prodigio. Ya no hay grises,
en razón de una de salva de matices
que provocan sublimes esplendores.
Hay un flash y hay un ángel invisible
que captura el instante irrepetible.

Ella atina a bajar con la implicancia
que saltar al vacío supondría.
Él intenta correr junto a la vía
sin medir la premura y la distancia.
Ella aborta su plan por no estrellarse.
Él resigna (quizás por no matarse).
Pero el tren no detiene su carrera
confirmando el por qué de la teoría.
Y en la eterna y veraz fotografía
despojada de luz y primavera:
ella espera sentada sobre el tren
que él la mire, varado en el andén.

Ella viaja en un tren vertiginoso
con destino final a Ningún Lado
Él se sienta en un banco, ve pasar
por las vías un tren vertiginoso

Algo ocurre. No fue planificado
ni intuido: dos almas se descubren

Ella aborta su plan por no estrellarse
Él resigna (quizás por no matarse)

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POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .