He vuelto de mis arduas aventuras
y del ávido afán de conquistarte
con el alma agotada de buscarte
y partida en mitades la armadura.
El caballo cansado de insistir,
los hierros oxidados en la lanza,
las alforjas vaciadas de esperanza
y el cuento sin final por escribir.
Me quedan los Sanchos, los consejos,
recuerdos gloriosos de Molinos,
la luz de la tarde en tus caminos
y el mar de tu nombre en mis espejos.
Se me ha vuelto una campaña muy dura
volver a militar en La Cordura.