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PROBLEMAS DE CALEFACCIÓN











Me olvidé un jirón de alma en tu ventana,
me propuse pervivir (aún sin ella),
no se muere el cielo por perder estrellas
y la piel –aunque esté herida- pugna y sana.


Sigue el campo aunque se sequen los trigales,
sigue el mar aunque se vayan las gaviotas
y el peñasco sigue firme aunque estén rotas
las paredes por el viento y sus puñales.


El problema es que dejé mi corazón
en el lado más caliente de tu cama,
y me traje un pobre hueco que te llama
cuando el hielo me entumece la razón.


Ya he tratado – obviamente – de arreglar
la cuestión con medias gruesas, cobertores,
ropa térmica, un fogón, calefactores,
y no hay forma… ¡no me puedo calentar!


La llegada del invierno es cosa seria
y no encuentro al que reemplace aquel calor…
sin el alma, sin el cuore, sin tu amor
pareciera que me alojo en la Siberia.




¿No te importa devolverme lo que es mío
y evitar que yo me muera así… de frío?










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POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .