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POEMA LLOROSO
















Una semana ha que lloro,
que me estoy deshidratando
y un río de sal va andando
mientras yo... le hago el coro.


Me pegó el día en el medio
del corazón, una bala,
un puñal frío con alas,
me dio y no tiene remedio.


Ya mojé cuatro manteles
con lágrimas, mientras digo
a un pobre inocente amigo
que es tu amor el que me duele.


De vez en cuando respiro
para tomar el café
(que ya se enfrió) doy fe,
con semejantes suspiros.


- Él no me quiere- repito-
entre espasmos y estertor-
y yo, que muero de amor,
lo extraño y lo necesito.


-¿Qué pasa en los corazones
de los hombres? ¿Son de amianto?-
pregunto mientras con llanto
voy llenando los fuentones.


Mi amigo me mira y toca
mi hombro de vez en cuando,
no sé si me está escuchando
o decidió que estoy loca.


¡El mal de amor no se cura!
me dijo mi espejo ayer,
y no le puedo creer
tan incongruente locura.



Hay que bajar decibeles
y esperar que el sol regrese,
que la pena dicte el cese,

y entrar a lavar manteles…



El mal de amor ¡sí se cura!-
le digo a mi espejo ahora-
y una llorosa señora
me mira- no muy segura...








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POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .