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UN RUMBO


Camino hacia la muerta que seré.
La espalda recta. Alta la testuz.
Buscando entre las sombras esa luz
que mueva las montañas con mi fe.
.
Camino hacia los huesos de mi padre,
al barro que después deviene en rosas
y al centro más profundo de las cosas,
sin perros y sin jueces que me ladren.
.
La brújula del viento entre mis manos,
sin débitos que infecten las heridas,
la paz de dar las guerras por perdidas,
el premio de abrazar a mis hermanos.
.
Camino hacia el final de mi camino.
Aquí tengo el Infierno que he ganado
y el Cielo que de a ratos he tocado
en las jurisdicciones del Destino.
.
Camino sin temor de arrepentirme,
descalza, sobre el filo de mi ocaso,
con el recuerdo inmenso de tus brazos,
sin otra posesión que el paso firme.
.
Saber que no se elige a quien se ama.
Sentir que entre los dos hay un tesoro
que no desdorará. Que vale oro,
por más que eche raíces y no ramas.
.
.
No entiendo < todavía > el derrotero
de haberme prodigado en esta vida.
Que el dios de las Respuestas no me impida
saber por qué nací,
por qué te quiero,
.
por qué te escribo así,
por qué te espero.
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T E E S P E R O

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OBRAS (IN) COMPLETAS - libro de poemas

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POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .