UNA TRAYECTORIA

El Tiempo me ha pegado en la corteza.
La savia corre lenta y se diluye.
Pervive una raíz que se destruye
en aras de un silencio que no cesa.
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A veces me intimida la distancia,
sin ver que, en toda gota desprendida,
el mar no pierde fuerza de embestida,
ni aquieta su insurrecta militancia.
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Te escribo con un ángel de tristeza
que insiste en resguardarme de las balas,
a fuer de protegerme con sus alas,
y su melancolía no me pesa.
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Contrato de a Una Musa en mi Parnaso,
soy fiel como los perros que son fieles,
las tapo de poemas y papeles;
se van sin que las eche, a raudo paso.
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Ninguna deja nota con reproches,
algunas tardan poco en olvidarme,
y el resto ha confesado, sin mirarme,
que a veces me recuerda por las noches.
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Se suelen escapar por la ventana,
se olvidan de contarme adónde van;
yo nunca he preguntado dónde están,
temiendo que regresen sin manzanas.
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Me hago responsable de los daños.
Me llevo más que bien con todas ellas.
Jamás he fomentado una querella.
Saludo en Navidad y Cumpleaños.
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《No creo que vos seas la excepción...》👀
Las puertas de tu pecho tienen llave.
El costo de incendiar todas las naves
lo suele financiar el corazón.
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Las fauces del abismo no me asustan.
Yo vi pasar los barcos y los trenes.
Damocles me amenaza con vaivenes
de espadas que – confieso aquí – me gustan.
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Ya me han dictado juicios y sentencias.
Pagué por los pecados terrenales.
Las Lenguas me han clavado sus puñales
por una original desobediencia.
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No he sido paladín de la verdad,
tampoco del embuste (que no temo).
En las patologías del extremo
no suelo malgastar mi voluntad.
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Me salvan: la esperanza, la porfía,
el árbol de la vida que he plantado;
y en nombre del amor que te he guardado:
un río desbordante de poesía,
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que finge que hay batallas por vencer
(y ya no tiene nada que perder).

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N A D A Q U E P E R D E R, mi amor,
N A D A Q U E P E R D E R