Convengamos, sin rencores,
que adentro este gallinero,
yo exageré en cacarear,
y a vos te faltaron huevos...
Olga Yinnita
Filósofa y veterinaria
(Sicilia-Italia
1791-1861)
La pifiaste en callar que jamás la quisiste.
El espejo está roto.
Se ha velado la luz que inundaba su foto
y parece- no miento- que en esa sonrisa
hay un gran nubarrón de tormenta y ceniza.
Este oscuro vacío
hoy le duele quizás más que el odio o el frío
de un puñal sostenido en tu palma distante,
espoleando el volcán de su pecho anhelante.
Se ha jugado su suerte.
La esperanza de vida es peor que la muerte
si el amor no respira asfixiado de humo,
y la sangre se frena en un mórbido grumo.
Yo, que vos, le diría, que no la querés..
Es un acto valiente
que la puede ayudar a enterrar lo que siente.
Un manchón de palabras, dos frases concretas,
un mensaje sin vuelta en pizarras secretas.
Hay mujeres que chocan
en un muro sin ver que ellas mismas provocan
que el peñasco se vuelva un inmenso diamante
resistente al calor y al apremio constante.
Yo sospecho que ignora
que ha caído el telón, que ha llegado la hora
de dejar de sembrar en la piedra escarpada
y por fin renunciar a esta absurda cruzada.