¨ En el abismo de la hora más oscura,
saldrá de su hogar al borde del Océano
la diosa Eos, para anunciarnos
la llegada de su hermano Helios.¨
Aristófanes de Bizancio (257-180)
I
En mi fuente no hay más agua, las monedas
silenciosas (como a fragua los metales)
he arrojado y se han secado los cristales
del precioso manantial... Ya nada queda.
II
He notado que las huellas de mis yemas
se borraron como estrellas temporales,
se cayeron de un teclado sin vocales
y arrasaron nuestras naves postrimeras.
III
Margaritas sin sus pétalos consuelan
entre sí la desnudez del cáliz, saben
que perdí en ellas la fe, ya no les cabe
responder ciertas verdades que laceran.
IV
Una lámpara herrumbrada que se niega
en la Noche Mil y Dos, a echar al aire
una atisbo de locura, en su desaire,
al vacío de tu magia me condena.
V
La energía de este amor era invencible,
(¨solo Dios podía hundirla¨ , es palmario
que tomó su decisión…) y el escenario
se quedó sin argumento sostenible.
Ya en el límite del mar, se asoma EOS
con el Sol, certificándome tu olvido;
y mi pobre corazón (que se ha rendido)
firma al pie la abdicación de mis deseos...