I
Mil vidas –perdón- Mil y una,
le cambio a Dios o al Destino,
por ese factor divino
que tiene igualdad ninguna
(y en el mismo Edén me acuna)
de cada infinito instante
que con vos- azar mediante-
tendré hasta alcanzar la Muerte,
porque no quiero otra suerte
ni otro camino delante.
II
Y a riesgo de no vivir
en suma, más que unas horas,
¿de qué me sirven auroras
y ocasos por advenir?
si solo puedo existir
con tu efímero contacto,
muriéndome ¨ipso facto¨
cuando te vas lentamente
alejando entre la gente,
sin haber firmado un pacto…
III
Pero si somos un tris,
una chispa, un santiamén,
un soplo de luz, un tren
que pasa en loco desliz;
me inclino por ser feliz
de verdad- por un segundo-
y no transitando el mundo
desdichada el tiempo todo,
porque no encuentro otro modo
más hermoso y más fecundo.
IV
Y entonces, cuando me lleve,
sin ¨peros¨, la Dama Fría
el ya prefijado día
con gesto inmutable y breve;
cuando del mármol la nieve
me borre todos los pasos,
cuando caduquen los plazos
que animan mi corazón…
voy a decir con razón,
que solo viví en tus brazos.
Cuando caduquen los plazos
que animan mi corazón…
voy a decir con razón,
que animan mi corazón…
voy a decir con razón,
que solo viví en tus brazos.