I
Dormite tranquilo… Adán...
Soñá con los angelitos
que gráciles y tiernitos
cuidándote el sueño están.
Dormí, que vienen y van
con un vuelo delicado,
librándote de pecado,
imprudencias, tentaciones,
y escandalosas pasiones,
(que al día de hoy...) te han salvado.
II
Dormí tranquilo, bombón.
Acomodate en la sombra
del ¨árbol que nadie nombra¨
bajo un bendito edredón.
Y si te agarra un bajón
de azúcar, dale sin asco
a las plantas de damasco,
a las limas, a las peras
y a las ciento veinte higueras,
hasta zafar del atasco.
III
Relajate y mordisqueá
el Jardín divino entero,
esquivale al limonero,
porque por agrio… ¨no da¨;
pero sin miedo atacá
las moras almibaradas,
las uvas azucaradas,
(y con la venia de Dios)
si el hambre te ataca a vos,
arrasá con las granadas.
IV
En fin, jugá dulcemente
con las criaturas del bosque,
que ninguna se te enrosque
(silenciosa y lentamente…)
Caminá confiadamente,
porque no puede haber pozo
ni bichito peligroso
en un parque tan cuidado,
limpito y desinfectado
como el Edén majestuoso.
V
Tejé al crochet con los tallos
de las flores celestiales,
bañate en los manantiales
que del sol tiñen los rayos.
Hacé dulce de zapallo,
ingerí comida sana
y ¡empachate con bananas!
que más temprano que tarde,
vas a venir a rogarme
un mordisco de manzana...
Dormite tranquilo… Adán...
Soñá con los angelitos
que- por ahora- chiquito,
cuidándote el sueño están...
Tuya por siempre:
EVA