¨Detenerse es morir y el viento lo sabe. ¨ Francisca Ossandón I Detenerse y morir son idéntica cosa. Ossandón lo escribía con su letra preciosa. Y que ¨el viento lo sabe¨, lo sabemos. Se nota cuando calla en las tardes que el calor nos sofoca, cuando duerme su nana en lo azul de las olas, cuando aquieta en un trazo el perfil de las hojas. II Sin embargo yo estuve bien anclada en tu boca por más años que risas, con más llanto que rosas… Y me fui acostumbrando al buril de la roca, al dolor del silencio, al correr de las horas. Y en el dulce letargo de este amor cuenta gotas, yo morí por un rato en tu edénica sombra. Y fue vida en la muerte, y fue aroma de rosas, y fue un gozo abrazarte con mis dos alas rotas. III Pero al fin, me alejé… (como el mar de la costa) con delirios de versos, con desdén de gaviota, dibujando en el aire un camino de alforzas, inventándome apuros, sopesando derrotas. IV Y hoy... si miro hacia vos...
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