Esquivando vómitos de egos
anda mi barquito deambulando.
Lejos de encallar en algún puerto,
sabe que ha perdido lo ganado.
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Con el alma entera en carne viva.
Escribiendo, en límites borrados,
verbos que se funden con las redes,
lágrimas de pez que fue pescado.
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Sin embargo avanza, río arriba,
con el corazón desafinando
trovas que quisieron, sin poder,
ser como los versos becquerianos.
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Trunca la esperanza del poeta
en un mundo tan desencajado,
en un reciclado medioevo
lleno de vacíos detonados.
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El canibalismo entre colegas.
Época de mares encrispados.
Vanas competencias por puntajes
para terminar en ningún lado.
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Tigres en la arena que no tienen
muchos argumentos afilados.
Ponen dos parlantes, luego rugen.
Tiran sus lealtades en el barro.
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Mucho cacarear y pocos huevos.
Parvas de opinión entre los gansos.
Machos que a la hora de los bifes
optan por menú vegetariano.
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Grandes prepotencias desde lejos.
Varias impotencias mano a mano.
Grupos de amazonas sin romeos
(turbas de serpientes con legajo).
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Y aún así, yo remo entre las olas,
escribiendo, en límites borrados,
a un solo mortal, que está leyendo
siempre, siempre, siempre, siempre
enamorado.
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《siempre enamorado》