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¿ Con qué derecho hablo yo ?
ya de Eva descendiente,
adánica decepción,
instrumento de la Sierpe,
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con máculas en el manto,
sin aureolas en las sienes,
con protocolo infringido
y nebuloso expediente.
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¿Con qué profano albedrío
te escribo hoy (sin que tiemblen)
las alas que me cortaron
las lenguas de las serpientes?
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¿Con qué atrevimiento humano
se articula un ¨Para Siempre¨?
¿Quién garantiza que un ¨Nunca¨
no se esfume lentamente?
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¿Qué juramento firmado
sobrevive sin perderse
a los embates del Tiempo
que a su virtud acometen?
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¿Cómo se grita un ¨Jamás¨
sin arriesgar que la suerte
corra un peligro real
de quebrar su propio eje?
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¿Cuál es la excusa que ampara
al adverbio ¨Eternamente¨
pronunciado por los labios
de alguien que nace y que muere?
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¿Con soberbia de qué dios
un alma escribe mil veces
que a cierto Amor… el Olvido
no lo hundirá entre sus vermes?
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¿Quién garantiza que tanta
frase ampulosa no miente?
(no porque quiera mentir)
sino por humana y débil.
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¿Qué puñalada certera
necesitamos nos llegue
para evaluar que es riesgoso
decir ¨Infinitamente¨?
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¿Bajo el filo de qué piedra,
como Caínes y Abeles,
debemos sangrar sin pausa
para sabernos endebles?
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¿Qué pasión ultraterrena,
qué fuego en la piel se atreve
a decretar que hay caricias
que burlarán a la Muerte?
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¿Qué cariño inmensurable,
qué amor especial nos puede
empujar hacia el ensueño
de creer eterno lo breve?
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¿Acaso aquél que la piel
nos sella en forma indeleble?
¿O quizás el que en la Vida
tan sólo una vez se siente?
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¿Qué habilita a los mortales
a usar palabras tan fuertes,
tan ambiciosas, tan altas,
como Jamás, Nunca, Siempre…?
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J A M Á S
N U N C A
S I E M P R E
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S I L