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EL PRECIO DE LA CORDURA




I
Hasta El Quijote un buen día
o un mal día... - no lo sé-
aceptó perder la fe
y resignar su utopía.
Será porque no hay porfía
que subsista eternamente,
por más de que quien detente
defecto tan obstinado,
se jacte de ser porfiado
adelante de la gente.
II
No sabemos -nadie sabe...-
si Don Alonso Quijano
era en verdad tan insano,
o apenas- si acaso cabe-
un cuerdo que vio en la llave
de la locura el camino
para cambiar su destino
por un mejor existir,
y para siempre vivir
en un recuerdo divino.
III
Si hasta el Quijote entendió
que solo fue una locura
su imaginada aventura
y juicioso, retractó.
Me pregunto: ¿Por qué yo
no he de pensar que en un rayo
debo bajar del caballo
al que subí delirando,
y en el que sigo avanzando
con un derrotado sayo?.

IV
Estoy perdida en el ancho
erial cubierto de espinas
rumiándome las inquinas
sin gloria, ni amor, ni Sancho.
Y está tan lejos mi rancho,
que no hay forma de volver
ni alguien allí para ver,
porque no soy la que he sido
cuando de allende he salido.
(Ni tampoco quiero ser…)
V
Así, que … ya terminando
estas décimas con Mancha,
he de firmar que se ensancha
la sombra y me va marcando:
que en este sendero, poco
le queda de andar al loco
espíritu que me anida,
y que si aspiro a más vida,
he de curarme el descoco...







¨Dos Caminos Bifurcados¨ :)
ya distingo con los ojos,
y con mis pobres despojos
debo elegir un costado;
sabiendo que la premura
es renunciar a tu Cielo,
pagando con desconsuelo
el precio de la cordura. 

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POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja, mi vendaval

UNA EXCEPCIÓN

  Yo que a nadie denuncio. Yo que no rezo. Que no pongo las manos en el fuego. . Yo que en nada milito. Yo que no apuesto ni vida ni tesoros a ningún credo. . Yo que marcho en contrario a los supuestos. Yo que hago apología del desacierto. . Que en la lid de los héroes no aspiro a un puesto. Que si veo Molinos no los enfrento. . Que en las tierras del justo no hago cimientos. Y que olvido las líneas del padrenuestro. . Yo que escondo la mano. Y no doy el ejemplo. Y no impugno ni afirmo. Y no corro, ¡vuelo! . Que abandono en mitad de la guerra a mi ejército. Y que niego tres veces, como Pedro. . Que trafico emociones a sobreprecio. Que jamás me pronuncio ni me juego. . Que no tengo bandera. Ni conciencia. Ni méritos. Pongo el dedo en los clavos y no creo. . ¿ Y si juro que sumo ? ¡ Resto ! . ¿ Y si digo que voy ? ¡ Vengo ! . . Yo, vacía de gracia. Yo que no intento modificar el mundo, ni protegerlo, . . hubiera dado todo 《lo que no tengo》 por oír(te) decir(me) Te quiero. . . . . . . . .