UN DESBORDE

Por un extremo error de ingeniería
frenaste los impulsos de mi río
con un inmenso murallón (tardío),
alegando sensatez y maestría.
.

El dique resistió, nadie lo niega,
mas luego presentó algunas fisuras
a las cuales recubriste con pintura,
confiando en la estructura con fe ciega.
.

Muy lejos de alarmarte, te afincaste
en muy conservadora convicción,
creyendo en la maciza construcción;
y por no abrir canales, la blindaste.
.

El dique no cedió, pero las aguas
pasaron por encima de la valla
con el mismo furor de una metralla
y el rigor impiadoso de una fragua.
.
.

Así mi terquedad, así tu error,
así lo ingobernable de este amor.