Las deudas del error y la insurgencia,
con sangre se han pagado (y con creces)
al pie de los altares de los jueces
de múltiple y dudosa competencia.
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con sangre se han pagado (y con creces)
al pie de los altares de los jueces
de múltiple y dudosa competencia.
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Hasta aquí, el fuego del que arde
por el ojo inquisidor que lo destroza.
Hasta aquí, lo frágil de la rosa
inclinando el porte ante la tarde.
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por el ojo inquisidor que lo destroza.
Hasta aquí, lo frágil de la rosa
inclinando el porte ante la tarde.
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Hasta aquí el escrúpulo del ciego
recelando el ancho del camino.
Hasta hoy, lo vacuo y anodino
de pedir disculpas sin sosiego.
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recelando el ancho del camino.
Hasta hoy, lo vacuo y anodino
de pedir disculpas sin sosiego.
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Hasta esta hora de quebranto
la feroz instancia dilemática.
Hasta hoy, la báscula traumática
de medir el tiempo por espantos.
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la feroz instancia dilemática.
Hasta hoy, la báscula traumática
de medir el tiempo por espantos.
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Hasta hoy, los ojos en el suelo,
la tan acostumbrada otra mejilla,
la cara de la luna que no brilla,
el premio desdorado del consuelo;
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la tan acostumbrada otra mejilla,
la cara de la luna que no brilla,
el premio desdorado del consuelo;
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la súplica de amor y las migajas,
la voz desesperada del sediento
y el ruego lastimoso del hambriento
que acepta la limosna y se rebaja.
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la voz desesperada del sediento
y el ruego lastimoso del hambriento
que acepta la limosna y se rebaja.
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Hasta aquí, el espíritu del leso.
Hasta hoy, la anemia del que teme
y no quiere abrir aunque se queme
el torreón que lo ha tenido preso.
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Hasta hoy, la anemia del que teme
y no quiere abrir aunque se queme
el torreón que lo ha tenido preso.
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Ya es tiempo de curar los corazones
y disponer las reivindicaciones.
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y disponer las reivindicaciones.
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Y A E S T I E M P O