UNA INSTANCIA

Transcurre el tiempo y se ocupa un espacio
como en un juego de muñecas rusas,
y falta sólo una y no hay excusas
para frenar. Se avanza muy despacio,
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y la que resta soy yo, sin las otras,
sin las que he inventado por temor,
sin la cortina de humo del amor,
sin la defensa grupal de ¨nosotras¨.
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En el plural se falsea un velamen
que ya no sirve cuando en el espejo
la realidad nos devuelve el reflejo
de quien nos mira esperando un dictamen.
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El núcleo duro de los personajes,
el que remueve el manto de cenizas
y que prefiere la pausa a la prisa
y el mar en calma al golpe del oleaje.
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Es nuestra propia voluntad queriendo
desarraigarse de antiguas cadenas
y exorcizarse del dios de la pena,
que a fuer de lágrimas, se va muriendo.
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La intimación más noble del destino,
la pieza última, el bastión que escuda,
el jaque mate al reino de la duda,
el río manso al borde del camino.
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Tarde o temprano, es menester lograr
que el laberinto no haya sido en vano
y que las viejas huellas de las manos
puedan abrir Las Puertas, sin temblar,

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< para que, antes de La Despedida,
hagamos las paces con la Vida >

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