El otro bando las superaba en cantidad, pero este hecho no las amilanó, y aunque no eran muchas en número, se intuyeron poderosas.
Nunca se supo con certeza la causa que las llevó a rebelarse y huir; travesura, insurrección, picardía, mala fe… nadie lo sabe, y yo no atinaré -no me corresponde- hipótesis alguna.
Tampoco se estableció el cuándo ni el cómo.
Quizás lo hicieron al atardecer, aprovechando la ¨Penumbra del Cuervo¨, momento en el que se torna menos difícil escapar, o tal vez eligieron el instante más intenso de la oscuridad, ese que antecede al diario nacimiento del Sol.
Sin documentos probatorios ni testigos, es imposible afirmarlo, improcedente adivinarlo, y en cualquier caso, se vuelve definitivamente irrelevante a esta altura de la cuestión.
Lo concreto es que se marcharon en silencio y emprendieron un largo camino, para jamás regresar.
Hay teorías (no comprobables pero válidas a la hora de ilustrar este texto) de que el éxodo que narro se produjo con anécdotas algo pintorescas:
En ciertas ocasiones, iban todas unidas. Si se suscitaba algún desacuerdo, se soltaban y optaban por caminar solitas.
Cuando las ¨abiertas¨ se ponían melancólicas, se tomaban de la mano para darse ánimo, y avanzaban en forma de hiatos. Ocasionalmente, las sorprendía un impacto violento desde la altura (una especie de proyectil en forma de cuña, que dejaba su marca) pero -haciendo caso a las antiguas estructuras- no lograba romper ninguna relación. (Diré aquí, y ojalá el lector coincida conmigo, que en general, es más fácil salir corriendo de los lugares físicos que deshacerse del lastre de un canon preestablecido).
Asimismo, las ¨cerradas¨ se movían casi siempre de a dos, eran introspectivas y muy tímidas, con excepción de aquellas afortunadas sobre las que eventualmente caía alguna piedra, cuyo golpe (como todos los golpes que nos da la vida) las tildaba bruscamente acentuando su carácter, les inyectaba un poco más de coraje y les hacía recobrar fuerzas, destrozando el diptongo o triptongo, según el caso.
Así se fueron alejando las cinco, haciendo abandono de hogar y abecedario, cuyo nombre de pila de este último perdió totalmente el sentido, porque a partir de ese momento resultó imposible (o asumamos, complicadito...) pronunciar la palabra bcdr.
Con su partida devastaron el mundo de la Literatura sumergiendo a todos sus habitantes en una desesperación profunda, con el inmenso agravante de no poder plasmar por escrito tan infinita desazón.
Se rumoreó (las fuentes no son confiables) que para unos pocos, esta debacle resultó positiva, en virtud de que era inextricable la escritura (por ende, también lo era la lectura) y así, el eventual receptor quedaba totalmente en ascuas.
Dicho fenómeno motivó que estos supuestos beneficiados, se animaran a confesar -por fin- (por escrito) sentimientos, sensaciones, secretos y alguna que otra cuita, que por temor, pudor o por quién sabe qué causa, no hubieran logrado jamás expresar con la presencia del abecedario completo. :P
Permítame el lector invitarlo EXTRAvagantemente (pero sin sacarlo de la trama del cuento) a EXTRApolar la siguiente reflexión:
La mayoría de las veces nos damos cuenta de cuán vitales son algunas cosas, exactamente en el instante en que las perdemos.
en FIN...
Sil :) Lea más en Analogías <3
PROPUESTA DE TRABAJO